Por William K. Kay*

Ese año hubo fuego y lluvia. El último gran avivamiento religioso en Gales corrió desde el otoño de 1904 hasta el verano de 1905. El 10 de noviembre de 1904, el Western Mail, un periódico que circulaba principalmente en el sur de Gales, reportó:

“Una noche el entusiasmo invocado por el joven revivalista fue tan grande que después del sermón la vasta congregación permaneció por dos horas orando y cantando hasta las dos y media de la mañana siguiente. Los comerciantes cierran más temprano para alcanzar un lugar en la capilla, y los trabajadores de estaño y acero atestan el lugar con sus ropas de trabajo. El único tema de conversación entre todas las clases y sectas es “Evan Roberts”. Incluso en las tabernas de las posadas se da la discusión sobre el origen de los poderes poseídos por él.”

Evan Roberts era el “revivalista” cuya predicación gatilló una intensa reacción religiosa. En los pubs y las fábricas se le atribuyen misteriosos poderes.

Al final del año, hasta los diarios de Londres estaban curiosos. The Times despacha a un periodista para averiguar qué está sucediendo. Participando de una de las reuniones, da cuenta como testigo:

“Un joven que estaba presente se abrió paso entre la multitud y, arrodillándose en la tribuna, comenzó una ferviente oración de penitencia y perdón. Otra vez, en medio de su oración, la congregación estalló en un himno, repetido con asombroso fervor y vigor ocho veces.”

El concurrido encuentro es silenciado por la oración de un joven. Cuando ha terminado, como un tipo de apoyo colectivo, la congregación canta un himno (que deben sabérselo de corazón) una y otra vez.

“Un hombre en la galería alza su voz para hablar. La gente escucha, y mientras el señor Roberts se sienta y observa a todos con mirada firme e impasible. El hombre confiesa su pasado –él ha sido un borracho, ha quebrantado el día de reposo, no ha oído nada sobre un Salvador, pero ahora algo ha entrado en su corazón y siente este nuevo poder en su interior impulsándolo a hablar. Mientras habla, la gente da rienda suelta a sus sentimientos a través de un himno de acción de gracias que se repite, como antes, una y otra vez. Así se van las horas.”

El patrón se repite mientras el hombre en la galería confiesa que bebe mucho y que quebranta el día del señor. La confesión demuestra el tamaño de la expectación que tiene lugar entre la población masculina: el dinero para la cerveza es dinero tomado del presupuesto familiar; el domingo debiese ocuparse en descansar y asistir a la capilla.

“es pasado la media noche. Ahora aquí, ahora allá, alguien se levanta para hacer su confesión y deja al descubierto sus acciones ante la gente o cae sobre sus rodillas en el lugar donde está y en tono ruidoso y ferviente ora pidiendo perdón” (The Times, 3 de Enero, 1905)

Esta forma espontánea de cristianismo ocurre en los servicios eclesiásticos con tres características: cualquiera puede tomar parte, cualquier cosa puede pasar, y el cantico congregacional expresa la emoción colectiva. El clero oficial se encuentra a si mismo fuera de lugar. Incluso el Sr. Roberts simplemente mira la mayoría del tiempo. Las fuentes ocultas de estos eventos operan tan bien en los aproblemados corazones de los hombres que se sienten impelidos a la penitencia pública. Y, una vez que lo han hecho, sienten una gozosa libertad. Cerca de 100.000 personas hicieron sus confesiones y compromisos a Cristo en este sentido. Históricamente, las estadísticas de crimen en Gales muestran una caída en estos meses, mientras que en las minas, el malestar laboral industrial fue reprimido.

Cuando el avivamiento de Gales empezó, las iglesias estuvieron, por un tiempo, repletas. Pero también hubo consecuencias institucionales y organizacionales. Esto fue más evidente en otro avivamiento religioso que estaba relacionado con Gales y que estalló en la floreciente ciudad de Los Ángeles al año siguiente y duró hasta cerca de 1912.

El avivamiento de Azusa Street vio el mismo entusiasmo inesperado, las mismas largas y desorganizadas reuniones, y la misma voluntad del clero a ceder el control. Azusa Street enfatizó la obra del Espíritu Santo, milagros, visiones, santidad, sanidad y hablar en lenguas. Para 1914, fueron establecidas nuevas iglesias y denominaciones llamadas pentecostales, y tomaron como sus principios fundamentales las creencias y prácticas que aprendieron primero en el avivamiento. Iglesias como estas pueden ser ahora encontradas en gran cantidad alrededor de todo el mundo y su influencia contribuye a la renovación del cristianismo global.

Usualmente, el avivamiento religioso es rechazado con altivez como mero emocionalismo,  no hay duda de que son desatadas poderosas emociones. Lo que parece injusto acerca de este rechazo es que muchas otras actividades humanas comportan emoción desproporcionada. La gente actúa salvajemente en eventos deportivos cuando, a la luz del gran panorama y de los imperativos del cambio climático, el deporte es, pues bien, solo deporte. Pero, si el clima es lo que importa, entonces aquellos que fueron atrapados en el avivamiento de Gales habrían sostenido que el clima espiritual importa más que todos: los dos símbolos del Espíritu Santo que habrían reconocido siguen siendo fuego y lluvia, fuerzas que transforman el paisaje.

*Profesor en la Glyndwr University en Gales. Ministro ordenado por las Asambleas de Dios británicas.

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Publicado originalmente en Oxford University Press Blog, 2011. Traducido con autorización. Traducción de Luis Aránguiz Kahn.

 Reseña hecha por el autor para su libro «Pentecostalism: A Very Short Introduction».