Osagyefo Sekou*

Andrew Wilkes**

Nota introductoria

En lo que a pentecostalismo y política refiere, suele tenerse la creencia de que el pentecostalismo ha estado ligado histórica y conceptualmente al conservadurismo y la derecha política. Si bien esto es en parte cierto, Pensamiento Pentecostal ha querido traducir y publicar la entrevista “Vivir en el fin de los tiempos” para contribuir a la visibilización de la diversidad de posturas al interior del movimiento, que hacen de la  idea anterior una generalización injusta. En este sentido, la entrevista al pastor pentecostal estadounidense Osagyefo Sekou busca ampliar el horizonte crítico político pentecostal, junto con ser un aporte para el análisis del pentecostalismo de izquierda contemporáneo. Deseamos que abra una brecha fecunda de reflexión y que también contribuya a un diálogo autocrítico con el pentecostalismo de izquierda latinoamericano, que demostró su presencia política durante el turbulento siglo XX y que hoy se ve desafiado por las vicisitudes de las políticas neoliberales.

Luis Aránguiz Kahn, editor.

Entrevista

La siguiente entrevista fue realizada a través de correos electrónicos con el pastor Osagyefo Sekou. Sekou es, quizás, el más conocido organizador trabajando en la intersección entre fe y socialismo democrático a nivel nacional. Su articulación política del pentecostalismo y sus comentarios sobre este como un límite a la política, en particular, son reveladores y merecen una profunda consideración. Sus respuestas a las preguntas han sido ligeramente editadas para facilitar su lectura. Para preservar la inmediatez y el poder evocativo de las afirmaciones del pastor Sekou, no se han hecho cambios al contenido. Disfrute el texto y, por favor, comente más abajo – Pastor Andrew Wilkes

Wilkes: En tu artículo, “Beyond Trivial Melodies”, ofreces una tipología cuádruple del compromiso de las iglesias negras en la acción social, concluyendo con un elogio la opción socialista. ¿Puedes explicar esta tipología brevemente y explicar por qué favoreces esta última opción?

Sekou: Como hijo de la iglesia Pentecostal negra (Iglesia de Dios en Cristo, COGIC), leo el mundo con una “hermenéutica de la sospecha” pentecostal. Leo las “señales y maravillas” del Imperio Americano con una santa negación a creer que las condiciones materiales de la gente negra son ontológicas. En términos simples, no estamos perdidos. Mientras nuestra contextualidad es absurda, nuestra tradición ha creado un sentido desde las entrañas[1] existenciales de América. El acercamiento metódico (esto es, limpiar, hervir y preparar) es uno que uso para entender la iglesia negra y la democracia estadounidense. La tipología, entonces, es la reflexión de ese proceso. Conservadurismo social, evangelio social, liberacionista y socialista democrático, son una forma de describir la rúbrica conocida como iglesia negra.

La iglesia negra, con mayúsculas, es claramente forzada a constantemente reconstituir un ser en una civilización que le niega su personalidad. Así que, todas las variedades de la iglesia negra están preocupadas con la creación de un yo: dignidad negra (piedad personal), auto respeto negro (políticas de la respetabilidad) y autodeterminación negra (responsabilidad personal). A esta autoconstrucción se le da más énfasis en las iglesias negras social-conservadoras, de evangelio social y liberacionistas, pero también ocurre incluso en la tradición democrática socialista.

La iglesia negra es una institución viva y respirante que está llena de las hermosas contradicciones que los humanos exudamos. Yo opto por la tradición democrática socialista porque creo que encarna lo mejor de las otras categorías mientras mantiene una firme critica del sistema. Es lo suficientemente porosa como para absorber las diferencias, lo que la hace única.

Hablando en sentido bíblico, en la cruz hay espacio para todos aquellos cargados (queer y lgtb, negros, pobres, mujeres, aquellos con capacidades diferentes, jóvenes y viejos).

W: ¿Cuál es tu testimonio y tu narrativa personal respecto a la política? Es decir, como ministro COGIC, ¿Cómo desarrollas tus compromisos políticos y religiosos en tanto socialista?

S: Fui bendecido al ser criado por una comunidad negra profundamente amorosa en el Arkansas Delta. Personas de campo y semi-letradas me enseñaron sobre el amor, Jesús y la justicia. Su Jesús trabajaba y se esforzaba en la historia. Preocupado por el sufrimiento de ellos, Él estaba de su lado. Mi abuela me protegió de un destino que podría haber sido muy terrible para contarlo a la edad de seis meses. Ella salvó mi vida.

Nacido en 1910, mi abuelo era un anciano en la Iglesia de Dios en Cristo, un granjero y trabajador de las líneas del tren. Mientras mi abuela era mi mundo y mi esperanza, mi abuelo ocupaba un espacio diferente. Él llevaba fastidiado las marcas de ser un hombre negro en el sur rural. Duro, severo y proclive al Jack Daniels, los disturbios raciales de su niñez atormentaban su mente. Los Disturbios raciales de Elaine en 1919 y los Disturbios de Harrison Railroad en 1923 fueron derrotas en su campo de trabajo. El Verano Rojo (30 de mayo a 1 de octubre de 1919) – un término acuñado por James Weldon Johnson, quien escribió el Himno Nacional negro “Lift Every Voice” – fue uno de los periodos más violentos en la historia de los Estados Unidos. Más de treinta disturbios raciales a través del país con cientos, sino miles de personas negras que fueron asesinados por violencia estatal.

Los Disturbios raciales de Elaine – a solo 70 millas de donde fui criado – ocurrieron en respuesta a las demandas de los Progressive Farmers y la Household Union of America por un sueldo justo para los aparceros negros. J. Edgar Hoover culpó de esto a “cierta agitación local en una logia de negros” y a la “propaganda de naturaleza radical”. La logia a la que se refería era la Prince Hall Free Mason Lodge, en la que participaban los ancianos de la iglesia de mi abuelo.

En los primeros treinta años del siglo XX, se estaba organizando una nueva rama socialista en el Delta de Arkansas que culminó en la creación de la Southern Tenant Farmers Union. Inicialmente, STFU abogaba por el Nuevo Acuerdo de distribución subsidiaria desde los dueños de las granjas a los granjeros inquilinos. Los dueños de las granjas usaron violencia rutinaria, secuestros y torturas para impedir que la organización negociara colectivamente como un sindicato. Los líderes socialistas jugaron un rol clave en organizar a los trabajadores en Harrison, Elaine y la Southern Tenant Farmers Union, de cuyos miembros muchos eran pastores negros. Mi abuelo nació en esa era y en su adultez continuó construyendo relaciones con socialistas en el sindicato local de trabajadores de ferrocarril.

El Socialismo, como el pentecostalismo, ofrecía una visión alternativa del mundo. Esto es crítico para la existencia de la gente negra en el Imperio Americano. Otro mundo tenía que ser posible dado el alto nivel de violencia ejercido sobre cuerpos negros. Durante los Disturbios raciales de Elaine en 1919, 237 personas fueron linchadas en el Condado de Phillips del Arkansas Delta.

Como dijo el director ejecutivo de la Equal Justice Iniciative, Bryan Stevenson, en un artículo reciente del New York Times: “El linchamiento y la era de terror moldearon la geografía, política, economía y características sociales de ser negro en América durante el siglo veinte”. El crimen de violar los límites raciales fue ejecutado con una aterradora entereza. La absurdez de ser negro en el área rural del Arkansas Delta forzó a mi abuelo a abrazar la noción de una modalidad totalmente diferente.

El pentecostalismo, del mismo modo que el socialismo, interviene y abre una nueva gama de posibilidades – un ejercicio de salvación peculiar. Como mi abuelo, soy anciano ordenado en la Church Of God in Christ (COGIC) – la denominación pentecostal negra más grande de la nación. “God in Christ”, como la llamaban los santos antiguos, floreció en la región del Delta durante el punto culmine de los linchamientos. En medio de la violencia de la era de Jim Crow, los deseos del pentecostalismo y del socialismo negro emergieron desde el mismo anhelo escatológico de un nuevo modo de ser. El énfasis en la santidad refleja el grito por la solidaridad con el trabajador y llena de coraje a la gente negra para resistir existencial y económicamente a la hegemonía.

En el Arkansas Delta, la geografía de los linchamientos se superpone a la geografía del socialismo que se superpone a su vez a la geografía del pentecostalismo. Un mapa representativo de las áreas donde sucedieron los linchamientos refleja la expansión del pentecostalismo y el socialismo organizado en la región. La dureza de los primeros años de la locación social de mi abuelo fue esencial en el desarrollo de mi propia forma de pentecostalismo socialista. En ese sentido, es altamente gramsciana,  pues desde ella comienzo con un pueblo [demos] característicamente lumpen pero dignificado.

Esta es la tradición del pentecostalismo socialista militante que está caracterizado por señales y maravillas (movimientos sociales), hablar en lenguas (discurso democrático e ira profética) y  santidad (la creación de un mundo justo).

W: ¿Quiénes son los socialistas religiosos de América – y el mundo – más efectivos y valientes desde tu perspectiva?

S: Primero que todo, discreparía con el término “efectivo”. Esto suena peligrosamente cercano a una noción de éxito muy americana que es casi siempre un eslogan de “popularidad, visibilidad, acceso al poder y, más importante, logros fiscales.” Desde mi entendimiento limitado sobre el evangelio del palestino más famoso del mundo, prefiero el término “fidelidad” – un compromiso de seguir a los más vulnerables mientras se habla la verdad al poder sin victoria a la vista; guiado por un profundo y permanente amor. Así, debo comenzar con Cornel West – el intelectual público más importante de la nación. Sus primeros escritos, particularmente Prophesy Deliverance: An Afro-American Revolutionary Christianity, demostraron su incomparable capacidad para articular el esplendor y la belleza de la gente sufriente. Su presidencia honoraria de los Democratic Socialists of America y su apoyo al Black Radical Congress generaron paradigmas para interpretar este momento.

Mientras el Imperio da sus últimos respiros, la tradición socialista está siendo aún más atacada. La hegemonía del neoliberalismo sirve para socavar la posibilidad de cualquier alternativa; sea una asistencia social robusta como la europea o una revolución en Cuba; ambas se están desmoronando frente a nuestros ojos. La reciente elección por la izquierda en Grecia es una luz en medio de un, por lo demás, oscuro lienzo político. Los últimos remanentes de la teología de la liberación en el sur del mundo, particularmente en Latinoamérica – como el continuo compromiso político de Leonardo Boff y la elección parlamentaria de Ivan Petrella (un teólogo de la liberación entrenado en Harvard) en Argentina son signos de esperanza.

W: ¿Que hace falta para convertir el socialismo religioso en una corriente principal en Estados Unidos?

S: No tengo idea. Para responder esa pregunta, comenzaría examinando la noción del “corriente principal” – la cual creo puede definirse de mejor forma como “cesspool” (pozo) – hegemonía que negocia con la muerte y genera comodidades al mismo tiempo. Todos vivimos en él y todos olemos a mierda. Un ambiente como ese, hipoteca cualquier crítica al capitalismo. En su texto The Future of American Progressivism, West y Roberto Unger hacen la aguda observación de que una tarea importante del neoliberalismo es humanizar el inevitable triunfo del mercado.

En las calles de Ferguson y el movimiento “Black Lives Matter”, veo el surgimiento de una nueva forma radical de gobernanza que puede estár a la altura de la tarea de sacudir el neoliberalismo. Mientras el Estado continúe extralimitándose y la gente continúe resistiendo en cada sector de la sociedad, una democracia que se funda en las oportunidades de vida de quienes sufren, presentando la fe en una nueva forma de ser, se vuelve más y más posible.

W: ¿Dónde se encuentran las áreas nacionales de mayor crecimiento para el socialismo religioso o socialismo en sentido amplio?

S: La elección de nuestra querida hermana Kshama Sawant en el Ayuntamiento de Seattle, ofrece una intervención critica en la política local. Le presenta a las raíces locales una oportunidad de organización para ganar espacio en el gobierno municipal. Su elección, como las recientes elecciones en Grecia, vislumbra lo que los electos oficialmente pueden hacer en medio de un proceso electoral circunscrito. Dada la fuerza de la opción neoliberal en la mayoría de las iglesias, parece que el socialismo religioso no se volverá una realidad en el corto plazo. Aunque hay clérigos miembros del Partido Comunista Americano (Communist Party USA) y religiosos afiliados a los Demócratas Socialistas de América, estamos extremadamente marginados dentro y fuera de la iglesia.

Además, la dominación de los derechos religiosos y fiscales en el discurso público es justamente la causa de que un debate público sobre los méritos del socialismo se vea hipotecado. El movimiento Black Lives Matters, en marcha en los Estados Unidos, ha mostrado una acción radical con las sensibilidades anti-capitalistas. Muchos de los organizadores jóvenes son sospechosos del gobierno federal, el capitalismo negro y la hegemonía en general. Ahí yace el kerigma (proclamación) del surgimiento de un nuevo discurso y sistema de gobierno que llame, por lo menos, a los límites democráticos del mercado.

W: ¿Cómo puede uno construir una constelación de múltiples credos que se involucre en el trabajo socialista en Estados Unidos?

S: En Ferguson la constelación es multi-sectorial. El sector más débil y menos radical es el de la fe. La naturaleza de las tradiciones religiosas es de derecha, reaccionaria y conservadora. Así, es de esperar que haya lentitud en el movimiento del clero a las calles para contestarle a la hegemonía. Como notamos antes, el desprecio por el socialismo en el discurso público hace cualquier discusión sobre la materia casi imposible. Aun así, la acción radical de los movimientos en Ferguson y el Black Lives Matter está abriendo un espacio que ha tendido al colectivo, con una negación interna a la adopción de una estructura de liderazgo jerárquica. El movimiento ampliamente carente de iglesia (espiritual, pero no religioso) está componiendo el escenario para un renacimiento de la izquierda religiosa americana. La izquierda religiosa se volverá más poderosa en la medida en que el movimiento lo haga también.

W: ¿Cuáles son los límites de la política y un proyecto socialista desde tu perspectiva? ¿Qué es lo que no puede lograr?

S: Recientemente, la académica feminista Brittany Cooper notó que la liberación debe incluir gozo y placer. La política y el socialismo por si solas no pueden dar cuenta de esto. El énfasis materialista en el socialismo oscurece lo no material en tal manera que el proyecto se vuelve insuficiente. Aunque los marxistas, radicales y socialistas ofrecen una importante comprensión del mundo, no pueden dar cuenta del “ser” (la constitución no material del yo) en el mundo.

En el contexto del Imperio Americano – de vez en cuando – las condiciones materiales son tan devastantes, draconianas y despojadoras que uno no tiene ninguna opción excepto matarse. Materialmente no hay manera de escapar del infierno al que los cuerpos negros son subyugados. La meditación de Albert Camus sobre el suicidio revela esto. Yo entiendo la forma en que Camus llegó a su conclusión, pero no la comparto.

Uno de los actos de las tradiciones religiosas negras es mirar directamente a las condiciones materiales suicidas y decir: “¡No!”. Por consecuencia, Camus nota que cuando el rebelde dice “No”, está diciendo “Sí”. En respuesta, la gente negra ha invocado fuerzas inmateriales para sustentarlos frente a la materialidad infernal. Su sentido de gozo y placer no ha sido dictado por los sucesos de la hegemonía, sino por su esperanza en el cielo. Mi abuela solía cantar una canción: “Esto gozo que tengo no me lo dio el mundo y el mundo no me lo puede quitar”. El mundo – la materialidad que busca disciplinar y castigar la existencia negra – ofrece aquello que puede ser arrebatado. La religión negra postula una fuente alternativa de gozo – otro santo, Dios – el más conmovido autor.

Dios es el elemento secundario en el gozo discursivo. Un Dios que se afana y trabaja en la historia, quien interviene en el tiempo y el espacio con el fin de mantener a raya las condiciones suicidas. Es en la reunión de los creyentes, luchando por crear un sentido colectivo ante tan desoladora materialidad, donde surge la principal fuente de gozo. Invocando lo inmaterial – gozo, amor, placer y Eros – en el éxtasis religioso, la reunión comunitaria, la tradición homiletica musical y cultural, la religión negra puede ofrecer una contra narrativa ante la hegemonía que negocia con la muerte. Escapar del abismo del Imperio Americano cantando y danzando es constitutivo de la religión negra. El zeitgeist de resistencia que permea nuestra música, danza, poesía, estilo y movimiento a través del tiempo y el espacio es una respuesta inmaterial a las condiciones materiales. La política y el socialismo no pueden acomodarse a esas necesidades, pero pueden, en parte, explicar la contextualización que requiere de narrativas alternativas y modos de ser complejos.

W: ¿Cómo puede – o podría – la tradición religiosa socialista superponerse con el trabajo del movimiento de los activistas de Ferguson?

S: Si los santos y Slavoj Zizek están en lo correcto y realmente estamos Viviendo el Fin de los Tiempos, el fin del Imperio Americano está cerca. El colapso global de la economía y su consecuente resistencia global caracterizada por la ocupación del espacio público y rechazo por los liderazgos tradicionales ha producido un nuevo modelo de liderazgo –queer, negro, pobre, ampliamente feminista. Este nuevo liderazgo aparece en el paisaje social y político para afirmar su humanidad bajo una contextualidad inhumana. Es en este contexto que el movimiento Black Lives Matter ha emergido; un principio de identificación y organización construido en el despertar del asesinato extrajudicial de Trayvon Martin – un fenómeno que sucede todos los días en Estados Unidos. El movimiento Black Lives Matter fue creado en conjunto con tres mujeres negras no heterosexuales, Patrisse Cullors y Alicia Garza, y su hermana y camarada Opal Tometi. Estas tres mujeres lideran organizaciones de acción radical que se enfocan en organizar “a estos, mis hermanos y hermanas pequeños” (Mateo 25:40) – trabajadoras domésticas, inmigrantes de la diáspora negra y victimas de brutalidad policial. Así, un feminismo transicional de pobres, negras y no heterosexuales, con una punzante crítica del capitalismo se sienta en el centro de este nuevo movimiento político. Además, si Black Lives Matter es el mundo, Ferguson es el mundo hecho carne. Es una palabra queer con alma negra.

Honestamente, estoy menos interesado en las formas en que el socialismo religioso se superponga con los activistas de Ferguson y, en cambio, creo que las preguntas ante la Izquierda religiosa son: “¿Podemos ver las sensibilidades religiosas desempeñándose en la vida de esos movimientos? ¿Cuáles son las maneras en que este momento encarna lo mejor de la Izquierda profética mientras extiende la tradición a una nueva generación en sus propios términos?

Ferguson – la Nazaret de America – está poblada por protestantes urbanos. La exhibición del cuerpo de Michael Brown como una suerte de linchamiento, estimuló un nivel de resistencia que no se había visto hace medio siglo. En términos de la duración y el impacto, Ferguson tiene el segundo lugar solo tras el Montgomery Bus Boycott. La manera en que las prácticas religiosas y reclamaciones de fe operan en las calles de Ferguson es fascinante y reveladora. Las políticas de respetabilidad ciegan a mucha gente religiosa, evitándoles ver el trabajo santo en la tierra de Ferguson.

La noción de efervescencia colectiva de Durkheim ofrece una manera de leer las protestas como una reunión religiosa que materializa las reclamaciones de fe. Algo sucede en las calles cuando la gente se reúne en comunidad a protestar por la violencia estatal contra el más vulnerable. El espíritu de gozosa y enlutada resistencia satura el aire de la noche. En medio de la multitud, la líder protestataria, comúnmente una mujer negra, joven y no heterosexual, llama a los reunidos a repetir la reclamación de fe del movimiento: “Yo creo que ganaremos”. Que así sea.

*Pastor proveniente de la Church of God in Christ. Autor de libros, intelectual público y organizador social. Tiene estudios en filosofía continental en la New School, teología sistemática en el Union Theological Seminary, y Religion en Harvard University.

**Co-pastor a cargo de adultos jóvenes y director del ministerio de justicia social en la  The Greater Allen Cathedral of New York. Tiene estudios en teología Princeton Theological Seminary y en ciencia política en The Graduate Center.

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Publicado originalmente en Religious Socialism, 2015. Traducido con autorización. Traducción de Matías Aránguiz Kahn.

[1] “chitterlings”. Aquí el autor se refiere, en estricto rigor, a las entrañas de cerdo; a los chunchules; a las menudencias del cerdo. Posiblemente lo diga despectivamente (desde las sobras existenciales de América) o como metáfora del “Interior” de América.